¿QUÉ PASA SI NO ME SIENTO BIEN?

12.10.2019 | Quitze Palacios

Nadie está exento de tener un mal día, mucho menos de sentirse decaído o insuficiente, porque es algo común y todos pasan por esos momentos alguna vez en la vida; pero ¿por qué es importante hablar de esto?

Buscar ayuda es sinónimo de bienestar.

El pasado 10 de octubre se celebró el Día Mundial de la Salud Mental, dedicado este año a la prevención del suicidio, pues según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta es la causa de muerte de alrededor de 800 mil personas al año, por lo que es un tema que se tiene que tratar.

Todos los días es importante hablar sobre salud mental, ya que como nos dice C. S. Lewis: “el dolor mental es menos dramático que el dolor físico, pero es más común y también más difícil de soportar”; entonces, que este tipo de temas sean vistos con malos ojos por la sociedad es algo que se tiene que cambiar.

Se sabe que el tema es grave, pues el suicidio está ligado a diferentes enfermedades mentales, de entre las cuales resalta la depresión. De acuerdo con información de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en México, 15% de la población presenta esta enfermedad, aunque la cifra puede ser mayor, debido a que son variados los casos que no se diagnostican por diversas razones, tales como: miedo, falta de empatía, burlas, vergüenza, etcétera.

Es debido a esto que, desde los primeros síntomas de presencia, lo mejor es buscar ayuda, ya sea en los amigos, familiares o con alguna persona especializada en el tema, pues suele suceder que el individuo que oculta esta enfermedad se ve más afectado que aquel que decide hablar. Es momento de entender que buscar ayuda es sinónimo de bienestar.

Es difícil dar el primer paso, pues nadie tiene el camino marcado, pero al momento de abrirse con alguien más, se puede decir que se reduce el pesar. Todos pasan por días buenos y malos, pero son sólo eso, días, no toda una vida; está bien buscar ayuda, está bien llorar, está bien mostrar lo que se siente, está bien hablar de aquello que hiere, está bien ser lo que uno es, y, sobre todo, está bien no sentirse bien.